Todo fotógrafo profesional a lo largo de su trayectoria se ha enfrentado en más de una ocasión a la captura involuntaria de fotografías movidas, ya sea porque los objetos están en constante acción o porque se están usando velocidades bajas que registran el movimiento del fotógrafo.

Si bien, la estética de las fotografías varía de acuerdo a la intención del fotógrafo y al gusto de cada persona. En general, las fotografías movidas son consideradas trabajos sosos en los que los objetos presentes tienen una apariencia fantasmal, pero para resolver este detalle basta con usar una tripie donde se apoya la cámara y queda sujeta e inmóvil.

En el caso de los videos sucede algo similar, pero la diferencia radica en que el fotógrafo se tiene que mover de un extremo a otro para capturar todo lo que comprenderá el contenido audiovisual. Situación en la que el uso de un tripie no es opción, es mejor usar estabilizadores de vídeo.